LABERINTO DE PASIONES


Fez, es el centro espiritual e intelectual de Marruecos. Esta ciudad destaca, sobre todo, por su impresionante medina que es  la mayor zona peatonal del mundo


La historia habla de Fez como la ciudad más antigua de Marruecos, tres veces capital, imperial, centro espiritual e intelectual del reino, culta, artesana, mística. Aquí pueden hacerse realidad todos los escenarios que imaginó Sherezade en sus mil y una noches de insomnio. Aquí están los fabricantes de elisires para el mal de amores, aquí se muestran los maestros con saberes milenarios, los faquires, los adivinos, los aguadores, los vendedores de alfombras, alguna de ellas dispuesta a volar…

Este gran laberinto cuyo trazado no ha cambiado en casi un milenio proporciona una inmersión en un mundo medieval de plazas ocultas, enormes puertas tachonadas y zocos coloristas. Pero aunque Fez pueda ser el reino de la fantasía, es también una ciudad con historia, la de más historia en el norte de África. Junto con Marrakech, Meknes y Rabat forma parte de las ciudades imperiales marroquíes y ha sido tres veces capital del reino.

En Fez impresiona, ante todo, su inmensa medina, la llamada Fez el Bali, la ciudad antigua. Ocupa 350 hectáreas, el equivalente a otros tantos campos de fútbol, toda ella es Patrimonio de la Humanidad y se dice que es la zona peatonal más grande del mundo. Para captarla en toda su dimensión, lo mejor es observarla desde lo alto, en el Hotel des Mérinides en El Kolla, situado en la ciudad nueva y propiedad, según se dice, de Lalla Salma Bennani, reina de Marruecos, cuyo retrato figura por todas partes en el amplio hall del hotel.

Desde esta atalaya se vislumbra, tras las murallas, el laberinto de calles, zocos, cúpulas, minaretes y patios, que en esta ciudad intelectual y artesana, refinada y sensual, se esconde. Tras los anónimos muros de adobe, también se encuentran palacios, mansiones, escuelas, mezquitas y jardines. Pero tras esa primera impresión falta tiempo para sumergirse en el laberinto, un laberinto donde todas las pasiones están permitidas.

Pero aunque haya muchos y muy bellos monumentos en la medina, su auténtica alma se encuentra en los callejones, a veces de solo 60 centímetros de ancho, y los sucesivos barrios de los artesanos: el barrio de los afiladores, el de los zapateros, el de los alfareros, el de los tintoreros, entre otros muchos. Aquí hay que perderse en ese mundo de sensualidad que es Fez, una ciudad para vivir, para oler, para imaginar… Es un mundo casi medieval en el que sobreviven las viejas profesiones medievales: orfebres, caldereros, hojalateros, tejedores, tintoreros, talabarderos y curtidores organizados en gremios, como hace siglos.

Sin duda el olor de la medina de Fez mas característico es el de las tenerías que curten y tiñen los cordobanes que llevan cinco siglos dando fama a Fez. El intenso hedor se distingue desde lejos y antes de entrar en alguna de las tiendas que rodean el patio, te obsequian con un pequeño ramillete de jazmines o unas hojas de hierbabuena que apenas mitigará la mezcla de las pieles crudas, que primero se tratan con cal viva para eliminar los restos de carne y grasa que puedan llevar adheridos, y los componentes esenciales que se usan para teñirlas de mil colores: heces de paloma y orina de vaca con ceniza. Aunque luego se añadan, siguiendo la tradición de solo utilizar productos de origen natural, cromo, tanino, alumbre, índigo, azafrán y amapola para darles color, el aroma no cambia mucho.

Pero el espectáculo supera todos los inconvenientes. Desde las terrazas de las tiendas de artículos de piel, se observa el duro trabajo que ha variado muy poco desde la época medieval, y las condiciones higiénicas y de seguridad que han variado igual de poco. Es una combinación multicolor que parece salida de un artista del cubismo. En la curtiduría Swara, la más grande de las cuatro que actualmente existen en la Medina, los curtidores, a veces niños o adolescentes, se sumergen hasta las rodillas en las tinajas de colores y pisotean las pieles de oveja, cabra, buey o camello hasta que se impregnan completamente, luego, con considerable esfuerzo porque han multiplicado su peso, las ponen a secar al sol, a un sol que en verano puede ser de 50 grados.

El resultado final son unas pieles de gran suavidad, color uniforme y apreciada calidad. El cuero marroquí, en particular el cuero fasí elaborado en Fez, está considerado desde hace siglo el mejor del mundo, y el curtido de las pieles era y sigue siendo una fuente de riqueza, como recuerda un proverbio árabe «dar dbagh dar dhab», algo así como «la curtiduría es una mina de oro». Los tintoreros mezclan las lanas de colores, el curtidor pisotea a cielo descubierto las pieles que la marroquinería se encargara de embellecer de finas incrustaciones para la encuadernación de libros.

Y cómo llegar?

wwww.jetcost.es permite encontrar los vuelos directos e indirectos más convenientes desde cualquier lugar de España.

Por ejemplo, la compañía de bajo coste Ryanair  opera vuelos directos a Fez desde Madrid, Barcelona y Sevilla. Sus precios varían según las fechas, pero pueden salir, si se cogen con antelación, por menos de 20 euros ida y vuelta, con tasas incluidas.


API Agencia Prensa Internacional


 

Mar Barbero

Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Titulada Superior en Danza Clásica y Danza Española por el Real Conservatorio, lleva más de 30 años en el mundo de la Comunicación.

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