A nadie sorprende que los quesos franceses, junto a los holandeses y españoles, sean de los más reconocidos mundialmente, versátiles en la cocina y de sabores algunos intensos y otros más suaves, pero todos sumamente exquisitos
El brie es uno de los más importantes, un queso sutil, compacto, cremoso y de corteza aprovechable que marida a la perfección con ciertas frutas y se cocina incluso rebozado en taquitos.
Fundido, está riquísimo en la Burger “La Brie” que presenta Timesburg GOLD , acompañado de mayonesa, rúcula, tomate y mermelada de frambuesa.
Típico de Francia, este queso tradicional a partir de leche cruda de vaca es todo un manjar en el mundo de la gastronomía a nivel mundial.
Elaborado de manera artesanal, su corteza blanda y con moho blanco, además de su aroma frutal, es lo primero que lo identifica, siendo untado sobre pan o tostas la forma más común en que solemos verlo sobre todo en pinchos, aunque ni mucho menos la única.
Mil y un maneras de consumirlo. Bien en una tabla de quesos como postre, o acompañado por frutas como uvas o higos, el brie es excelente también cuando se funde con una hamburguesa. Y es que las carnes le van perfectas al brie y viceversa, sumándole ese toque rústico tan característico.
También hay que tener cuidado a la hora de escoger el pan con qué comerlo, ya que uno demasiado blanco impediría que lo pudiéramos untar, mejor uno de pueblo y bien consistente. Otro clásico es acompañarlo con membrillo, imagen que nos hace retrotraernos a la infancia, o por qué no, con unos colines/picos y una copita de vino blanco con algo de acidez.
MAZY
