El pasado lunes 4 de Noviembre tuvo lugar el debate entre Pablo Casado, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera y Santiago Abascal. La prensa y el público no han hecho más que hablar sobre el ganador de dicho debate, pero en Mikueva, tenemos más que claro quién se alzó con la victoria
Los candidatos a la presidencia prácticamente se despellejaron (otra vez) a la hora de defender sus argumentos y explicar sus razones de por qué ellos deberían gobernar España. Los profesionales dicen que ganó X, la gente en las calles comenta que ganó Y…pero sin embargo, en Mikueva opinamos que quién arrasó tanto en el debate del 4N como en los de Abril, fueron sin duda, los memes.
La situación en España, ciertamente, no está para reírse. La desorganización y egoísmo de nuestros políticos no nos han dejado más remedio que acudir al humor para sobrellevar «esta situación tan heavy que nos ha tocado vivir» y volver a hacer lo que mejor se nos da: Memes.
Desde comparaciones a Santiago Abascal con Scar, de El Rey León, burlas hacia su ojo travieso y su «efusividad» y amor a la patria, hasta la presencia de Doraemon el gato cósmico y su bolsillo mágico reencarnados en Albert Rivera. Tampoco se libró Pedro Sánchez y su recordatorio de que sin duda es el más guapo de los cinco candidatos, las acusaciones de Rivera a Casado de corrupción como si estuvieran en la guardería, o la desafortunada errata de Pablo Iglesias con las «mamadas».
No podemos olvidar la foto de los cinco fantásticos posando como si fueran un grupo de un colegio realizando una presentación del sistema nervioso, o la comparación de Pablo Iglesias con John Travolta mirando a sus oponentes como si estuviera en un partido de tenis. Ay, de verdad, ¿qué haríamos sin los memes? Está claro, ellos son el claro vencedor.
¡Oh y por cierto! Una pequeña duda… ¿¡QUÉ HACÍA ALBERT RIVERA CON UN LADRILLO?! ¿¡Quería jugar a piedra, papel o tijera?!
Nunca lo sabremos. Aunque, desde luego, que no os extrañe que esa fuera la única manera que tuvieran de ponerse de acuerdo. Está claro que por ellos mismos, no son capaces.
Mika Mellark
