¿Eres un enamorado del vino? Si es así, tienes mucho en común con Manolo, Gregorio, José Ramón y Pedro, cuya pasión por el vino, aderezado con una gran amistad, les llevó a emprender el gran reto de sacar adelante una bodega.
Ésta duradera amistad, nació hace muchos años, durante su época de universidad y aunque tienen orientaciones profesionales muy diferentes (medicina, derecho, etc.) encontraron en el vino una gran afición que compartir y con la que disfrutar juntos.
Para llevar a cabo su pequeño-gran desafío, junto a San Esteban del Toral ubicaron sus viñas de variedad Cabernet- Sauvignon y Merlot. Destacan por su abundancia de escobas, arbustos y árboles que las convierten en auténticas viñas de monte. Además, a las fueras de Albares de la Ribera cuentan con otra viña, denominada “La Mendañona”, cedida amablemente por el padre del socio berciano, después de su jubilación. Ésta última viña, posee suelos de arcilla roja y la fama le precede entre los más mayores de la zona por haber proporcionado ya destacados Mencías.
Cuentan además con la inestimable ayuda y colaboración del reconocido enólogo Germán Blanco.
Pero, ¿Cómo logran estas viñas producir unos vinos tan especiales?
Se debe a la altura a la que se encuentran los viñedos (800 metros), que permite que estén bien expuestos y ventilados sin olvidar su lenta maduración.
Por otra parte, el trato de la materia prima es fundamental y en Altos de San Esteban cuidan mucho este aspecto. Tanto el trabajo en el viñedo como en la bodega son tradicionales y poco agresivos sin la utilización de herbicidas, ni sistémicos.
Pero disponer sólo de una gran materia prima no es suficiente, la adecuada selección de barricas de roble francés aportará ese toque tan especial a sus vinos durante la crianza, siempre caracterizadas por los tostados medios y bajos. El tiempo en barrica y botella no lo han predefinido para cada vino, sino que viene marcado por la maduración de los mismos.
Al tratarse de una pequeña Bodega disponen de un surtido de vinos tintos reducido pero muy cuidado. Como señalan en su página web (www.altosdesanesteban.com) respecto a las características de sus vinos:
La Perra Gorda 2015, es el más modesto de sus vinos.
Tras 7 meses de crianza en barricas usadas de roble francés, su vendimia manual con selección estricta en la propia viña y en varias pasadas, dan lugar a un vino que rebosa fuerza y juventud sin olvidarnos de la base de frescura y fruta crujiente que le caracteriza.
Viñas de Monte Edición Especial 2010.
Aunque los Viñas de Monte siempre son vinos con un 80% de Mencía, en 2010 el Cabernet fue mejor y quisieron aprovecharse de ello. Este vino se compone de un 80% Cabernet-Sauvignon y un 20% Mencía con una crianza de 19 meses en barricas francesas usadas.
Viñas de Monte Edición 2014.
Recupera la mezcla tradicional de la Bodega con un 85% de Mencía, 10% Cabernet-Sauvignon y 5% Merlot. Con una crianza ligeramente inferior a la Edición Especial 2010 (15 meses), posee gran personalidad y una textura algo crujiente.
La Mendañona, su mejor vino.
Sus 19 meses de crianza podrían equipararle a un reserva. Parte de su exclusividad reside en que sólo se han hecho dos añadas, 2.008 y 2013, exigiéndose una selección muy cuidada, buena añada y con predominio de Mencía.
Pero, sin lugar a dudas, lo más destacable de Altos de San Esteban es que las dos veces que han presentado sus vinos han obtenido 92 puntos (Excelente) en la Guía Peñin: en 2011, Altos de San Esteban Viñas de Monte 2008 y, en 2012, La Mendañona 2008.
Hasta el momento, la distribución de sus vinos se concentra en muchas poblaciones españolas aunque con presencia en otros dos países europeos (Croacia e Irlanda), en Estados Unidos y en Australia.
Un proyecto que comenzó como un hoby entre amigos se ha convertido en una bodega que poco a poco va ampliando tanto su variedad de vinos como la calidad de los mismos, lo que podemos comprobar con su creciente expansión.
Laura Boixareu