(ATENCIÓN, SPOILERS) Después de ocho años llenos de emoción, momentos inolvidables, lágrimas (sobre todo lágrimas) y alguna que otra risa, la serie de Juego de Tronos llega a su fin
He necesitado unos días para recomponerme de la resaca emocional que me dejó el último capítulo de una de las mejores series de todos los tiempos. Antes de comentarla, os advierto de que este texto estará lleno de spoilers, así que si no has visto Juego de Tronos y planeas hacerlo, o no has visto la última temporada, deja de leer, ve a la tele, y ponte los capítulos, por favor y gracias.
Cuando vi el final por primera vez, muchos me preguntaron qué me había parecido. Mi respuesta a todos fue la misma: no sé que pensar. En mi opinión, la temporada ha sido muy floja para lo que yo (y muchos fans) esperábamos: personajes destruidos, evoluciones que dan un giro de 180 grados en el último minuto, historias olvidadas, la rapidez con la que transcurren todos los acontecimientos… Todas esas cosas denotaban unas ganas de acabar por parte de los guionistas que me recordó a los trabajos de la universidad que terminas deprisa y corriendo de cualquier manera para entregarlo ya al profesor porque estás tan cansado que te da igual la nota que te ponga. La cosa es, que no puedes hacer eso con la que es probablemente la mejor serie de la historia hasta ahora.
Empiezo por el tema que más me indignó de todos: Daenerys. Muchos dicen que su final fue lo que se ganó, que estaba destinada a acabar como su padre, etc. Yo estoy 0 de acuerdo. Daenerys fue uno de mis personajes favoritos durante casi toda la serie, y me parece que se han cargado su evolución, y han querido convertirle en una tarada con tal rapidez que no ha sido creíble. Es cierto que en los últimos episodios le ocurren muchas cosas que explican por qué actuó como actuó. Pero sigue sin parecerme convincente. Un personaje que se ha ganado todo durante tantísimas temporadas, que ha sacrificado tantas cosas, para acabar como la loca de la serie y morir apuñalada a manos de su novio.
Me parece que Daenerys merecía mucho más que eso. Tampoco me gustó la rapidez de su muerte, como quien no quiere la cosa, además de que, bueno… me dolió mucho. Incluso estando enfadada con ella por quemar la ciudad, lloré como una niña pequeña. Aunque he de admitir que la escena de Drogon quemando el Trono de Hierro fue de las mejores que he visto en la serie.
Tampoco me gustó la inmediatez con la que acabó la historia con los Caminantes Blancos. Si se supone que la “gran batalla” iba a ser contra ellos, me parece un error dedicarle un solo capítulo, de forma rápida y chapucera. Aunque, sí diré, que me gustó la manera en la que Arya Stark mató al Rey de la Noche. Grité y aplaudí como en un partido de fútbol. Continúo con otras muertes: Jaime y Cersei Lannister. ¿En serio haces que un personaje como Jaime evolucione tanto para acabar tropezando con la misma piedra al final? ¿En serio tienen la desfachatez de hacer que abandone a mi Brienne de Tarth? Ni olvido ni perdón. Y en cuanto a Cersei… era evidente que moriría, pero me parece una muerte demasiado dulce para lo que merecía la mayor villana de Juego de Tronos. Otro error descomunal, darle Altojardín a un mercenario pedante como Bronn. Me caía bien, pero se me hizo un personaje muy odioso esta última temporada. Los Tyrrell merecían más.
Ahora, después de quejarme y quedarme a gusto, hablaré de lo que SÍ me gustó: el final para los Stark. No voy a mentir, cuando Tyrion propone a Bran Stark para sentarse el Trono de Hierro, me quejé. Y mucho ( Soy #TeamSansa). Pero luego lo pensé mejor, y la verdad que no me parece que esté mal planteado. Es inesperado y de alguna manera tiene su lógica ( aunque podrían haberlo planteado de otra manera, como hacerle el villano de la historia que simplemente usó a todos los demás como marionetas para acabar siendo rey. Hubiera tenido más esencia de Juego de Tronos). Algunos se han quejado del destino final de Jon, pero yo me alegré por él: reunido con dos de sus amigos más fieles ( gracias por darnos la escena acariciando a Fantasma que nos merecíamos) en su hogar, el norte, y dirigiendo al pueblo de los salvajes con el que siempre se identificó. Y ya, lo que me pareció lo MEJOR del final de Juego de Tronos, fue el destino de dos de mis personajes favoritos: Arya y Sansa Stark. Una, descubriendo mundo y explorando, siendo dueña de sí misma, y sin perder la esencia que le ha caracterizado desde el primer capítulo. Y la otra, siendo una MERECIDÍSIMA Reina en el Norte reconocida por hombres que no daban un duro por ella al principio, después de todo lo que ha tenido que sufrir. Me hubiera gustado verla gobernando Poniente, pero Invernalia era todo lo que ella podría desear, así que yo, feliz y orgullosa.
También me alegró de que mis otros dos personajes favoritos, Brienne y Tyrion, no murieran, y acabaran siendo Caballero de la Guardia Real y mano del Rey. Mención especial a la escena de Brienne rellenando el libro con información de Jamie, sin rencores ni malos rollos. Detallazo, y lágrimas aseguradas para mí.
Todavía me cuesta asimilar que esta gran serie que me ha dado tantos buenos momentos haya llegado a su fin. No creo que exista otra que pueda llegar a tal nivel, en cualquier aspecto: de historia, técnico, visual…y emocionante. Muchas gracias a todos los implicados que nos han hecho disfrutar tanto, y a tantas personas. Y adiós, Juego de Tronos. Ha sido un placer, y aunque nos duela…
Nuestra Guardia, ya ha terminado.
Mika Mellark.