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Mar Barbero de Zubillaga.
Segundo desfile para United Colors of Benetton de Andrea Incontri
Adoptando el concepto del infinito para resumir la historia generacional de la marca y transformar la linealidad del tiempo en un ciclo infinito, sin fin, de productos, valores y estética.
Esta colección es una síntesis del heritage industrial de Benetton. Un relato que parte de la repetición en serie de los productos y la adopta como herramienta de estudio y réplica de los reflejos comunes entre distintas generaciones.
El resultado es un flujo continuo de prendas y accesorios que, atravesando un set totalmente espejado y su tótem central -un ascensor-, lo transforma en un multiplicador de identidad. Un medio capaz de atravesar el tiempo, el espacio y las edades individuales para amplificar obsesivamente cada faceta.
Así nace una reiteración sin fin que resume la moda Benetton a sus arquetipos, gracias al análisis detallado de dos variables -la vestibilidad y la materia- a las que se añade la observación de lo que la gente lleva realmente.
La fórmula crea prendas y accesorios cuyo rigor cotidiano está exento de cualquier hipérbole estilística que no sea la del color, lo que da lugar a una tensión entre la pureza de las formas y la riqueza de las decoraciones.
La nueva colección de Incontri tiene su inicio en la confección -chaquetas, pantalones, abrigos de colores lisos, así como de pata de gallo o tweed- y su final en el workwear, y en particular en monos, faldas teñidas y chaquetas con costuras a contraste.
A continuación, la investigación de materiales ve como la ecopiel pasa de los accesorios a la ropa -como en la chaqueta biker con efecto vinilo- y la introducción del borreguillo ecológico para prendas y accesorios peluche. Esto define un proyecto que amplía el core de Benetton: el knitwear, fabricado de forma excelente en diferentes modos punto jersey, trenzado, punto musgo, jacquard, hasta el maxi-crochet para un nuevo concepto de traje falda-top-cárdigan completado por los auriculares a juego.
Color y estampados contrasten con los cortes limpios y precisos, en una variación constante que tiene su principio en el blanco y negro -plenitud y anulación- y su final en el gris y en el plata efecto espejo.
Los colores neutros como extremos de un espacio sin fin en el que vive la policromía de Benetton, representada en la colección por siete tonos saturados: azul ultramarino, amarillo prímula, verde esmeralda, rosa vivo, rojo palisandro, glicina y naranja llama.
La metamorfosis del color anima la evolución del desfile, en un ritmo marcado por símbolos, geometrías y motivos cuya repetición en serie se convierte en una réplica de los ciclos de la naturaleza y de la producción industrial.
La naturaleza orgánica y espontánea está representada por los principales temas figurativos del desfile: el conejo, la flor y la seta, transformados en estilizados diseños para incluir jacquard, estampados o patrones animados por el contraste de colores complementarios.
Luego estos juegan a asociarse en rayas horizontales que tienden al infinito y círculos perfectos que crean fantasías ópticas psicodélicas, cada vez más pequeñas, repetidas hasta tomar forma en una esfera asociada a bocas y manos, en una tridimensionalidad suspendida como en un fotograma.
Los accesorios brillantes o con efecto espejo completan el desfile junto con bolsos coloridos o fantasía, o zapatos con plataforma, Mary Janes, mocasines y botas combat en vinilo o ecopiel -o peluche- con cinturones, bolsos y zapatos de pelo.
La bisutería esmaltada reproduce los temas de los estampados, añadiendo pequeños detalles brillantes.