Mazy.
El Teatro Real ofrecerá, entre el 9 y el 11 de febrero, cuatro funciones del nuevo espectáculo del Ballet Nacional de España
Bajo la dirección de Rubén Olmo, con idea y dirección artística de Marcos Morau inspirada en el trabajo del fotógrafo colombiano Ruven Afanador y en su manera de mirar y retratar el flamenco.
Conocido sobre todo por sus trabajos en el mundo de la moda y como retratista de grandes personalidades, ha sentido siempre pasión por España, los toros y el flamenco… Observa, se sumerge y se fascina para ofrecerlo a través de su personalísima mirada, como reflejan sus libros Mil Besos y Ángel Gitano, donde explora la estética y la expresión de los cuerpos femeninos y masculinos, respectivamente. Porque en el flamenco encuentra todas las emociones del ser humano y a través del flamenco refleja sus íntimas pasiones.
Con este punto de partida, Marcos Morau regresa a aquellas sesiones fotográficas y desde ellas construye un mundo de ensoñación, reflexiona sobre “el parentesco vital entre composición fotográfica y coreográfica”, como él mismo explica, y reinterpreta la propuesta original sometiendo a los bailarines del Ballet Nacional de España a expresarse con un lenguaje diferente, modelando el futuro desde la tradición, asumiendo el riesgo.
Marcos Morau ha contado en esta propuesta con la colaboración del dramaturgo Roberto Fratini, de los coreógrafos Lorena Nogal, Shay Partush, Jon López -todos ellos miembros de la compañía La Veronal, de la que es fundador y director- y Miguel Ángel Corbacho, asistente de dirección del BNE, además de su equipo habitual en el diseño de escenografía (Max Glaenzel), vestuario (Silvia Delagneu) e iluminación (Bernat Jansà). El resultado es un espectáculo de una plástica asombrosa, que trasporta al espectador al flamenco más ancestral desde un prisma casi surrealista, sostenido por un cuerpo de baile sólido, riguroso en la ejecución y con una energía desbordante.
Cada escena de Afanador parte de una imagen icónica del fotógrafo. El escenario nos transporta al instante que capta el objetivo y la evocación cobra vida. Música electrónica, minera, seguiriya, cantar de trilla o ecos de Semana Santa, mueven el baile, lo acompañan, despiertan la memoria de las instantáneas en blanco y negro.
Como explica Roberto Fratini en las notas al programa de mano, Ruven Afandor “se acerca desde el deseo al multiverso del folclore andaluz, Afanador lo obliga a revelarse, y se revela. Como si soñara con él, deja aflorar los lapsus, los delirios, el subconsciente del flamenco, sus pulsiones de eros y muerte, sus verdades no documentables. Lo devana en mil amplificaciones, como un mundo grotesco y suntuoso, un cuerpo impensable de sombra y de luz”.
El éxito de su estreno en el Teatro Maestranza de Sevilla el pasado mes de noviembre augura un brillante futuro para Afanador en el repertorio del Ballet Nacional de España, bajo la dirección de Rubén Olmo, protagonista de una de las páginas de Ángel Gitano, a la que da vida, también con su baile, en esta original propuesta.